La Voz del Interior – 14 de Octubre de 2012
Cristina Gómez Comini, coreógrafa, directora y dramaturga, cosecha reconocimientos por la capacidad para generar hechos artísticos de alta calidad, con Danza Viva. También siembra estímulos en el Seminario Provincial de Danza.
Su lugar en el mundo es la danza, entre espejos, con las barras y la luz de su estudio en el corazón del centro cordobés. Cristina Gómez Comini cumple en marzo 19 años con Danza Viva, su agrupación de danza contemporánea, pero con la danza lleva toda la vida.
El reconocimiento que recibió días atrás en el Festival de Teatro de Río Ceballos, por el aporte realizado a la danza- teatro y a la trayectoria artística, la emociona. «Veo los alcances que tiene lo que hacemos», dice sentada junto al escritorio, donde luce el premio y la fotografía de Wilma Giglio, una ex alumna que actualmente baila en Canadá.
Cristina escucha y piensa cada respuesta. Sobre el premio dice: «Me emocionó por el hecho de que alguien pensó que puedo merecer esto. Me conocen en el medio, pero eso no quiere decir nada más que eso. El reconocimiento es otra cosa. Que piensen que fue un aporte, enriquecedor… por ahí lo siento como ‘mucho’ (risas)». En 2009 el Instituto Taborda le entregó una distinción similar.
«En contextos en que el reconocimiento no es moneda común, me sorprende que sea a la trayectoria porque siento que me falta tanto por hacer. Esto me pone en un lugar estático. Y yo siento internamente que estoy en el camino, que me faltan millones de cosas por hacer y que tengo que investigar cómo hacerlas. Y otros mundos desconocidos que quiero transitar».
En eterno aprendizaje
Danza Viva repone Área restringida (2005-2009) porque la pidió el Festival de Teatro «Nuevas Tendencias» de Mendoza, donde se presentaron la semana pasada. La obra que protagonizan Ana García y Laura Fonseca siempre funcionó, en distintos espacios y condiciones. Las coordenadas propiciaron el encuentro con un maestro y Cristina vivió el reconocimiento de otra manera.
«Cuando leo el programa de mano del Festival, veo que estábamos programadas después de Wilson Pico, el bailarín ecuatoriano pionero de la danza contemporánea en Latinoamérica», dice y comienza a contar la experiencia de verlo, de hablar con un maestro que pasa inadvertido para las generaciones más jóvenes. «Un prócer de 65 años, baila solo; siempre muy comprometido con su tierra y el tema social. Fue un regalo», señala la coreógrafa. El reconocimiento llegó en el abrazo que Wilson Pico les dio al terminar la función, que quedó fascinado con el trabajo de Danza Viva.
Ese encuentro tuvo, además, la fuerza que afianza ciertas convicciones.
«Me reencontré con mi centro como artista, escuchándolo. Una se va adosando a la queja. El contexto por ahí influencia en forma negativa. Wilson, con la pureza de pensamiento, de alma como artista y fidelidad a su propio sentir, me inspiró. Él baila personajes femeninos; tiene una serie de mujeres de su tierra (la madre, la obrera, la beata). ¡Imaginate hacer eso en Ecuador y surgir en ese contexto, en las décadas de 1960 y 1970! Más allá de todo ha mantenida pura su esencia».
Después de Área restringida, Gómez Comini creó un extraordinario ensayo sobre el insomnio titulado Anoche mariposa. Por ese universo la ronda el futuro.
«Me sigue interesando el tema del sueño y el estado previo al sueño profundo (REM). Me interesa ese estado porque devela muchas cosas, es un tamiz de procesos espirituales. Estoy atrapada por esos procesos en este momento; y con lo que está y no se ve: las energías que conviven con nosotros y no vemos. Eso me estimula. Por ejemplo, Wilson estaba en el escenario, un hombre viejo que no hace nada actual, y no podíamos dejar de mirarlo, porque tiene magnetismo; sus procesos de preparación han sido tan fuertes que emana algo. También hay lugares con energía. Siempre recuerdo una frase de Deleuze a propósito de Bacon. Dice que en arte no se trata de imitar, copiar ni inventar; se trata de captar energías. Me identifico con eso: captar lo que está y no se ve».
Son procesos que la coreógrafa va madurando para el espacio creativo de Danza Viva. «En Danza Viva me puedo dar el lujo de investigar lo que quiero. Hago en otros espacios cosas que me interesan, pero responden a otras necesidades».
Ocurre con Tango, donde investigó lo oscuro, lo psicológico, las «oscuridades sutiles y contundentes». Allí trabajó con los cuerpos artísticos de la provincia, en otra relación con respecto a la obra. Apunta que es la primera vez que puede desprenderse de la obra, confiando que va a caminar sola. «Hace 19 años que no suelto nada (dice en referencia a su rol en Danza Viva)».
Tango (actualmente en cartelera en el Teatro Real) amplía el abanico de públicos y apunta a adolescentes y jóvenes. Cristina Gómez Comini tiene una relación cotidiana con los alumnos del Seminario de Danza de la Provincia, institución en la que se formó y de la que es directora. Allí enseña tanto como aprende.
«La experiencia con jóvenes es muy interesante. Está el joven que disfruta, el que tiene un problema y sufre, el que se lesiona. Ese contacto es como un termómetro. He aprendido, también con mis hijos, que una no puede ir contra el joven. Si uno, adulto, no tiene esa perspectiva, habrá que modificarla para entender. Me pasa eso cuando hago la búsqueda para una obra. Tengo que materializar lo que quiero decir, que es tratar de entender cómo poner en acciones y movimiento lo que quiero decir. Es un proceso similar al que vivo frente al joven. Qué me está diciendo ese joven y cómo llegar a un acuerdo que lo beneficie sin que altere la institución. Hay una búsqueda similar. Querer entender es muy importante».
Mediar en campo viciado
En los últimos meses se escuchan voces en el ambiente artístico local que reclaman al estado políticas culturales. Cristina Gómez Comini, de vasta experiencia en el ámbito oficial y privado-independiente, señala:
«Cada mundo tiene sus problemáticas específicas. Es así en la Provincia, en la Municipalidad. Hablo desde mi lugar de gestora, al frente del Seminario de Danza, donde presto un servicio al estado. Hay que ser muy creativo para tener un cargo que genere su propia política. Hay elementos dados y luego hay que ver qué se hace. Creo que el terreno de acción está muy viciado porque la queja está de moda. No digo que no haya que reclamar, pero me parece que el punto de partida es hacer con lo que hay en este momento. Hay que trabajar en una política inteligente de acopio. Está también la crítica fácil y reiterada, que destruye. Siento que tengo que proteger la institución de un contexto mayor, terriblemente problematizado y politizado. Percibo mucha confusión y cosas poco perdurables. Nada puede madurar. En política cultural hay buenas intenciones y propuestas pero falta el tiempo de maduración. Por eso no se puede avanzar. Hay que aprender a trabajar juntos, y escuchar».
Área restringida. Sábados a las 21 en Babel Teatro, Amenábar 685, Bº San Fernando (Valparaíso al 3600). Reservas al: 153-426686 y al 426-3701 (Danza Viva Centro de Estudios)
Tango. Viernes a las 20, con el Teatro Estable de Títeres, la Comedia Infanto Juvenil y actores de la Comedia Cordobesa, en la Sala Azucena Carmona del Teatro Real. AM/16. $ 25.