Balletin Dance – Diciembre de 2013
Por primera vez en su historia, la Compañía Nacional de Danza Contemporánea tiene director artístico. La responsabilidad recayó en la cordobesa Cristina Gómez Comini, que estará al frente del elenco durante los próximos dos años. Obras de Diana Szeinblum y Lisi Estaras, entre los proyectos para 2014.
Por Daniel Sousa
A principios de octubre, la comunidad de la danza local se desayunó con una novedad llamativa. La Compañía Nacional de Danza Contemporánea (CNDC), un elenco oficial que siempre se enorgulleció del trabajo mancomunado de sus miembros sin la necesidad de contar con un director designado, se encontraba en la búsqueda de una persona que tomara las riendas del proyecto.
En sus casi cinco años de vida, el ballet ha pasado por diferentes instancias. Al comienzo hubo una conducción interna organizada de forma horizontal. Los bailarines integraban grupos de a tres personas para dirigir, e iban rotando. “Primero se los llamó directores y más adelante coordinadores”, recuerda Cristian Setién, uno de los miembros del grupo. “Este modelo es controversial y tiene varios puntos de análisis. Hubo momentos muy felices y otros en los que la cosa se complicó y se hizo difícil. Con el paso del tiempo, el grupo fue creciendo en cantidad de bailarines. De los seis integrantes originales pasamos a ser veintidós. Y en un grupo tan grande ya no era tan sencillo autodeterminarse, encontrar consensos y deseos en común”, reconoce.
¿Ya no compartían los mismos intereses?
El grupo es muy heterogéneo, venimos de pasados, escuelas y experiencias muy diferentes. Pensamos la danza y nuestro trabajo de múltiples formas, es un grupo amplio y diverso. Necesitábamos un director que tuviese la sensibilidad, la inteligencia y la experiencia para poder encauzar lo que ya existía en el grupo y potenciarlo.
El origen de la CNDC se remonta a una situación de crisis: a fines de 2007, el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, dependiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dejó cesante a un grupo de integrantes del elenco que encabezaban un reclamo por sus derechos laborales. Lejos de replegarse, los artistas crearon un grupo de danza independiente llamado Nuevos Rumbos, cuyo trabajo llamó la atención de la Secretaria de Cultura de la Nación, que decidió cobijarlos dando inicio a la Compañía Nacional de Danza Contemporánea.
“El armado fue famoso, todos nos enteramos de las circunstancias en que sucedió -confirma Cristina Gómez Comini, directora de la compañía Danza Viva, de Córdoba-. Debe ser uno de los pocos organismos que se crearon desde abajo hacia arriba, por un deseo muy fuerte de sus miembros. Generalmente, las cosas suceden al revés: se decide crear una compañía y recién después comienzan las audiciones. En este caso, la fuerza de este grupo desde el origen mismo es la que marca la diferencia respecto de otros elencos”.
Gómez Comini, formada en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y en el Taller de Danza Contemporánea del San Martín, acaba de ser designada para dirigir la CNDC durante los próximos dos años. “Es un desafío que asumo con mucha energía y mucho deseo, a pesar de que en mi vida ha generado un cambio enorme -le contó a Balletin Dance en un alto de los ensayos-. Desde que volví de Europa me instalé en Córdoba con mi marido e hijos, y desde ahí fui irradiando mi trabajo al resto del país. Cuando surgió la posibilidad de ser elegida para la CNDC empecé a plantearme cómo sería esto y enseguida tuve el apoyo de mi familia. Es así que ya alquilé un departamento acá, aunque hasta fin de año voy a estar yendo y viniendo para cerrar algunas cuestiones. El año que viene me voy a dedicar sólo a esto, aunque mi escuela en Córdoba seguirá funcionando con gente de mi confianza”, explica.
¿Qué le atrajo de la propuesta?
Esta compañía tiene características únicas y sin precedentes. El hecho de que los propios bailarines me hayan postulado para la dirección es un aliciente muy grande. Lo primero que hice fue agradecerles porque lo siento como un reconocimiento.
¿Qué idea tenía del grupo viéndolo desde afuera?
Estando en el mundo de la danza, naturalmente uno se va enterando de la evolución. Además, alguna vez vine a ver obras de la compañía. En febrero de este año me invitaron a participar como miembro externo en una audición para la elección de un nuevo bailarín. Ahí tuve un conocimiento más profundo del grupo. Es una compañía muy mirada por el resto del país a pesar de que quizás no tiene la difusión que merece. En eso quiero trabajar: deseo que tenga más visibilidad y pueda apreciarse todo su potencial, que es enorme.
CORDOBESES
“Por primera y única vez”, remarca Setién, la Secretaría de Cultura le permitió al elenco conformar una terna de candidatos a la dirección, “dado que estos cargos se cubren generalmente por convocatoria pública”. Primero se seleccionó a siete personas a las que se les pidió que presentaran proyectos artísticos y de gestión. De ahí surgió una terna y la Secretaría finalmente eligió al director. Llegaron a la instancia final tres coreógrafos oriundos de Córdoba: Lisi Estaras, Walter Cammertoni y Gómez Comini. “Es insólito pero nos puso muy contentos”, dice la flamante directora, que trabajó catorce años en Europa, varios de ellos a las órdenes de Maurice Béjart en su compañía Ballet del Siglo XX.
Cristian Setién, ¿qué perfil de director era el que buscaban?
Al ser un grupo tan heterogéneo, cada uno aportó nombres desde su deseo y parecer. Así se confeccionó la primera lista. Era un abanico bastante amplio de gente que podía ir en direcciones muy diferentes. En lo que coincidimos todos es en que hacía falta una persona que tuviese experiencia en lo institucional, no sólo en lo artístico. El nombre de Compañía Nacional remite a algo muy grande, pero en verdad hasta hace poco ni siquiera teníamos un presupuesto propio. Todo está por gestionarse y requiere de una cabeza de grupo muy activa.
El sentimiento generalizado entre los bailarines es que “los temas de gestión y las cuestiones administrativas nos excedían -reconoce Setién-. En un momento nos encontramos ante una disyuntiva: o bailábamos o gestionábamos la compañía. La decisión fue madurando de a poco”. (1)
Victoria Viberti, otra de las integrantes del elenco, comparte su experiencia en primera persona. “Al haber integrado uno de los tríos de dirección viví desde adentro lo que es gestionar proyectos que, aun siendo muy buenos, costaba mucho llevarlos a la práctica. Era algo muy desgastante porque al no tener un director que se plantara, cualquier pedido que hacíamos a las autoridades se iba dilatando”.
Gómez Comini, no obstante, atempera el reproche: “Hay que entender también que tal vez podía resultar algo confuso para ellos tratar con tanta gente. Pero desde el momento en que apareció la figura del director la Secretaria de Cultura ha demostrado la mayor disponibilidad. Hasta se sintieron relajados de poder conversar con una única persona en nombre de toda la compañía».
EL MILAGRO
Para Angélica Berdini, reciente asistente de dirección de la CNDC, la subsistencia del elenco todos estos años reviste un carácter “milagroso. Es notable como se han manejado como compañía independiente, tomando decisiones y resolviendo cuestiones dentro de una institución pública, y cómo han podido coexistir con esa incongruencia de lo oficial y lo independiente al mismo tiempo”, destaca.
Cristina Gómez Comini, ¿cuáles son los pilares de su proyecto?
Hay muchas cuestiones que los bailarines han institucionalizado, proyectos como Partido y Compartido u otros nuevos como Carta Blanca. Yo adhiero a ese proceso y mi idea es encauzar lo que ya está y conducir desde un lugar criterioso artísticamente, en el que los bailarines tengan participación en las decisiones cruciales. El perfil de la compañía se está forjando, todavía no sabemos bien cuál será definitivamente. Hoy puede hacer obras como La Patriótica y otras de un perfil más performático como Isolda Isolda. El espectro es muy amplio y considero que no hay que perderlo, es algo muy valioso. Además, queremos hacer muchas más funciones en todo el país.
El mes pasado, la CNDC repuso La Patriótica, con coreografía de Jorge Amarante y dirección de Eduardo Rodríguez Arguibel, en el teatro Nacional Cervantes, y reestrenó también Río conmigo, de Diego Martín Franco (integrante del elenco), en el Centro Nacional de la Música. “Nos interesa el intercambio, ir al interior con las funciones, pero mantener también las clases y seminarios, que es algo que venimos haciendo en todas las giras”, agrega Viberti. Este año la compañía llevó su arte a la cárcel de Ezeiza, lo que la bailarina describe como “una experiencia conmovedora”. Berdini menciona la intensión de la nueva conducción de “abrir el juego hacia otros espacios que puedan servir de inspiración a los coreógrafos”, tal como ocurrió con Isolda Isolda, la creación de Setién, que se ofreció en el hall de la antigua Biblioteca Nacional, donde el elenco tiene su sede.
LOS PROYECTOS
Entre los proyectos para 2014 se cuenta la apertura de audiciones para pasantías federales, de manera tal que bailarines del interior puedan venir a trabajar con la compañía, tomar sus clases y presenciar ensayos.
El primer programa previsto para el próximo año estará a cargo de Diana Szeinblum, que este mes comienza los ensayos con miras a estrenar a fines de abril. En la segunda mitad del año la compañía trabajará en una obra de Lisi Estaras. Gómez Comini se ilusiona con la posibilidad de una gira a Brasil, al Foro Internacional de la Danza, que sería la primera presentación de la compañía oficial fuera del territorio argentino.
Setién reconoce que “el grupo llegó muy tensionado a esta instancia. La aparición de Cristina es un alivio inmenso y es, a la vez, un voto de confianza muy grande porque estamos expectantes de que muchas cosas empiecen a funcionar”.
Para la nueva directora “el mayor desafío es que esta compañía no tomó una forma ya conocida. Todos los que estamos dentro tenemos deseos de participación, somos creativamente activos y por eso nos sentimos atraídos por el proyecto. Esa es la gran fuerza del grupo, que va generando una identidad casi residual. No queremos que al formalizarse, la CNDC se parezca a otro elenco. El desafío es principalmente interno».